Historia y leyenda de Cornatel
 
 Sobre todo la historia, pero también la leyenda de Cornatel son de gran interés
 
La historia
 
  Gracias al Tumbo viejo de Montes de Valdueza, encontramos la que podría ser la primera referencia al castillo de Cornatel, 
fue en el año 1047, cuando aparece un tal Rapinato Ectaz como Tenente de Úlver, nombre con el que se denominaba anteriormente y que más bien se refiere a un territorio, el nombramiento de este Tenente 
correspondía entonces al Reino de León.
 
        Se sucedieron varios Tenentes 
hasta que en el año 1093 aparece como tal Jimena Muñiz, a partir de aquí la encontramos en todas las citas del castillo hasta el año 1107. Esta joven, nacida en Corullón, hija del que fuera Conde del Bierzo Monnio 
 Muñiz y Velasquita, fue a la corte leonesa como dama de compañía de Inés, 
la primera esposa del Rey Alfonso VI. Cuenta la historia que tras la muerte de Inés, mantuvo una relación con el Rey de la que nacieron dos hijas: Elvira y Teresa, pero por obligaciones de la corona Alfonso VI 
se casaría con Constanza, compensando a la madre de sus dos hijas con el nombramiento de Tenente de Úlver, cargo que nunca había ostentado una mujer.
 
        Elvira y Teresa 
también pasarían a la historia, la primera después de  participar en las primeras cruzadas al lado de su esposo Raimundo de Tolosa, fue una influyente consejera del Reino de León 
al lado de su hermana de padre, la Reina Urraca, hija de Constanza, y a la muerte de esta de su hijo Alfonso VII. Por su parte Teresa 
se casó con Enrique de Borgoña, siendo la madre de  Alfonso I, 
  
 
primer Rey de Portugal.
 
         Después de Jimena Muñiz, se van sucediendo los Tenentes 
(todos hombres), hasta 1213, como hemos dicho nombrados por el Rey de León, sin embargo en el Tumbo de Montes, aparece una cita de 1197 que nos habla de la donación de una viña en Priaranza, en la que figuran como linderos, la iglesia y la finca de "los freires del templo", en clara alusión a los templarios, aunque la primera cita que tenemos de ellos como poseedores de Cornatel 
es de 1228 y hasta 1312 en la que ya aparecen los Osorio 
como propietarios del mismo. 
 
         Es posible por tanto, que la orden tuviera alguna propiedad o casona en Priaranza, 
al lado del camino para servicio de los peregrinos que elegían la cuenca del Sil para entrar a Galícia, además de la posesión de Cornatel, donde sustituyeron a la corona leonesa en el nombramiento de sus Tenentes, lo que cabe pensar que los monjes guerreros, como tal, no estuvieron físicamente en la fortaleza.
 
        Tras la disolución de la orden templaria, son varios los señores que se reparten las riquezas y el poder acumulado por estos durante años, en el caso de Cornatel, aparece la figura de Álvar Núñez Osorio, tanto él como sus descendientes, van acumulando posesiones en la zona, se aprovechan también de la descomposición del monasterio de Montes 
y con varios matrimonios de conveniencia llega una de las figuras más importantes en la historia de Cornatel: Pedro álvarez Osorio, Conde 
 de Lemos.
 
          La ambición de sus antepasados se queda corta ante la de este personaje que se casa 1432 con Beatriz de Castro, esta mujer que llevaba ocho años como religiosa en el monasterio de santa Clara de Toledo, era la heredera del Conde de 
 Trastámara, el cual, junto con su hijo, el Duque 
 de Arjona, 
habían acabado en la horca por apoyar a los infantes de Aragón 
contra Juan II, Rey de Castilla.
 
          Beatriz de Castro 
sabía que casándose con el Conde recuperaría las posesiones de su familia, la mayor de Galícia, al tiempo que el Conde aumentaría considerablemente su patrimonio, así pues deciden casarse sin esperar la bula papal, pues eran parientes, razón por la cual fueron excomulgados durante un tiempo. La recuperación de todo el patrimonio no fue fácil, pues estaba en manos de varios propietarios, concretamente concluyó en 1471, Beatriz nunca llegó a verlo, pues falleció en 1455. 
 
             Este ya de por si gran patrimonio, fue aumentando con nuevas propiedades en Balboa, Vega de Valcarce y Cacabelos, lo que hizo que el Rey Enrique IV 
le concediera el título de Conde de Lemos, tuvieron dos hijos Alonso y María, el primero y por tanto heredero se casó con Leonor de Pimentel, en un nuevo intento de aumentar aun más su patrimonio emparentando con el condado de Benavente. 
Sin embargo las desgracias vendrían a desbaratar todos los planes, a la prematura muerte de Beatriz de Castro en 1455, seguiría la más prematura de su hija María en 1457, pero lo peor estaba por llegar: La revolución 
 "Irmandiña".
 
              Aunque la revolución comenzó a gestarse en el año 1465 en Medina del Campo, contando con el apoyo de algún noble a la espera de llevar su parte, esta tuvo mayor repercusión en Galicia, donde se crearon las Hermandades Gallegas, más conocidos como "los Irmandiños". La revolución estalló con toda su violencia en Monforte, para extenderse después a toda Galícia y el Bierzo, a medida que tomaban una fortaleza la derruían por ser símbolos de poder, fue aplacada definitivamente en 1469 por las huestes del Conde de Lemos 
con la ayuda del Conde de Benavente, cuando ya pretendían la conquista del castillo de Ponferrada.
 
              Cornatel 
fue atacado y derruído, cuentan las crónicas de la época que solo quedó "una torresilla y una cerca", pero la desgracia no era solo material, pues Alonso, defensor de la plaza de Monforte, aunque sobrevivió al ataque, moriría poco después, dicen que por el disgusto de la derrota, con lo cual aquel gran imperio creado por el Conde de Lemos 
quedaba sin heredero, ya que de su matrimonio con Leonor de Pimentel 
no había descendencia, con ella no, pero con otra Leonor 
de apellido Fernández 
sí.
 
            Leonor Fernández 
era hija de un labrador de Villafranca, moza de extraordinaria belleza según los partidarios del Conde, que también intentaron relacionarla con la nobleza por los acontecimientos que vinieron después, así aparece en algunos casos como Mayor de Valcarce, ilustre apellido de la época. Esta mujer tuvo un hijo (hay quien dice que dos) con Alonso, el cual nació en Cornatel, donde la ocultó de las malas lenguas y donde tuviera los cuidados pertinentes a su estado, ese niño se llamó: Rodrigo Álvarez de Castro.
 
           El Conde, después de todo lo acaecido, no duda en nombrar heredero a su nieto en una ceremonia celebrada en el castillo de Ponferrada, luego decide fijar su residencia en Cornatel, 
para ello realiza las obras necesarias para convertir en un palacete el fuerte defensivo que construyó tras la revuelta "Irmandiña". Sin embargo las desgracias acaecidas no habían limitado en nada sus ansias de seguir acumulando patrimonio, así en 1468 se casa con María Bazán, relacionada con los Quiñones de León, llegando a tener con ella una numerosa descendencia: Juana, María, Mencía y Constanza.
 
             El día diecinueve de febrero de 1483 fallece Pedro álvarez Osorio, Conde de Lemos, sus restos son llevados a la iglesia de san Francisco de Villarnaca del Bierzo, donde descansan actualmente. Sin embargo su descanso acabaría con la paz en el 
 Bierzo 
con el comienzo de una contienda que polarizó a la población y que comenzó con la exigencia de María Bazán 
y sus hijas de ser las herederas del Conde, al considerar a Rodrigo 
 "hijo ilegítimo".
 
             A tal pretensión Rodrigo 
respondió tomando por la fuerza Corullón y Ponferrada, tomando prisioneras a María y Mencía, parar sitiar luego Cornatel 
donde residían María Bazán 
y su primogénita Juana, esta última comprometida con el Conde de 
 Benavente, 
que es quien con sus huestes libera Cornatel, iniciándose entonces una guerra que dura dos años y que trae consigo todas las miserias de una contienda, hasta el punto de que el propio Rey Fernando el católico 
viaja desde Granada, en plena conquista de la plaza, hasta Astorga, para mediar con las partes y poner fin a las hostilidades, las partes aceptan las condiciones, pero el nuevo Conde las incumple en cuanto el Rey se ha ido. 
 
          En vista de lo ocurrido, los Reyes católicos 
citan al Conde en Benavente 
donde le exigen perdón y obediencia y que respete lo pactado en su día, para el las posesiones gallegas y para Juana 
las bercianas, aun así y al no fiarse de sus palabras, los Reyes compran a Juana 
 el castillo de Ponferrada 
en el año 1486, y para compensarla le compran posesiones en Villafranca 
y le autorizan la construcción de un castillo, al tiempo que le conceden el título de Marquesa de Villafranca. Aunque no acabaría aquí el conflicto, pues tras la muerte de Isabel la católica, la locura de su hija Juana 
y la llegada al reino de Castilla 
de Felipe el 
 hermoso, dieron de nuevo la razón al Conde, menos mal que un "trago de agua" en mal momento hizo que Fernando el católico 
volviera a poner las cosas en su sitio.
 
            La Marquesa 
nombra entonces un merino en Cornatel, cuya función es la de recaudar sobre todo lo que los vecinos de Villavieja 
tienen que pagar con arreglo al fuero 
que le han impuesto, este decide establecer su residencia en el vecino pueblo de Borrenes, quedando el castillo como mero almacén de las aportaciones forales, desde ese momento comienza el deterioro de la fortaleza, hay quien dice que hasta un incendio vino a acelerar su ruina, pasando a ser un lugar de refugio de pastores y rebaños en días de invierno, en el año 1900 se redime el fuero 
y se vende el monte sobre el que está el castillo al pueblo de Villavieja.
 
              En el año 1936 es catalogado como Monumento Histórico Nacional, y en el año 1949 es catalogado, junto con otros monumentos bercianos como Bien de Interés Cultural 
(figura de protección regulada por el Patrimonio histórico Español). En el año 2003 el Ayuntamiento de Priaranza del Bierzo 
lo inventarió como propiedad comunal del pueblo de Villavieja, y desde su restauración, la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Castilla y León, responsable del monumento, delegó en ese Ayuntamiento la gestión y conservación del mismo.
 
            Nota de interés: En la actualidad sigue existiendo el título de Conde de Lemos, que lo ostenta desde 2015 Carlos Fitz 
 Stuart y Martinez de Irujo, Duque de Alba. 
Lo mismo ocurre con el título de Marqués de Villafranca, cuyo titular es Leoncio 
 Alonso González de Gregorio y Álvarez de Toledo, Duque de Medina Sidonia. Sin embargo la propiedad del castillo de Villafranca está en manos de la familia Halffter-Caro, que carecen de título nobiliario, el último en tenerlo fue Mariano Caro 
 del Arroyo, 
 Conde de Peñarramiro, que heredó su hijo Mariano Caro Carvajal, hermano de Marita Caro.
 
         
1-Dibujo de Jimena Muñiz
 
         2-Epitafio atribuido a Jimena Muñiz
 
         3-Escudo templario
 
         4-Recreación del ataque Irmandiño (Caballeros de ÚLver)
 
         5-Escudo del condado de Lemos
 
         6-Castillo de Villafranca
 
 Y la leyenda 
 
 El Señor de Bembibre 
 
 es una novela romántica del escritor villafranquino 
 Enrique Gil y Carrasco, 
 escrita en 1842, tiene una estrecha relación con el castillo de 
 Cornatel, por desarrollarse en la fortaleza acontecimientos trágicos en el desenlace de la misma.
 
     Pero antes de viajar por el contenido de la novela, nos vamos a interesar, aunque sea de pasada en la vida de su autor.
 
      Enrique Gil y Carrasco, nace, como ya avanzamos, en 
 Villafranca del Bierzo 
 un día 15 de julio de 1815, pues su padre era el administrador de las fincas del 
 Marqués de Villafranca, siendo niño la familia se trasladó a 
 Ponferrada 
 donde estudió en el convento de los 
 Padres Agustinos, también cursó estudios en el 
 Monasterio Benedictino de San 
 Andrés en Vega de Espinareda, entre 1829 y 1831 estudió en el seminario de 
 Astorga, para después trasladarse a Valladolid con la intención de estudiar leyes, pero su sueño de siempre eran las letras, por eso se trasladó a Madrid entrando en contacto con el grupo de 
 Espronceda, 
 comenzando desde abajo hasta llegar a ser un prestigioso articulista de los mejores periódicos de la capital, además de publicar varios poemas y narraciones.
 
      En 1839, comenzaría a aparecer la tuberculosis que acabaría con su vida un tiempo después, razón por la que viajó al 
 Bierzo 
 para recuperarse, y parece que los aires de su tierra le fueron buenos, pues llegó a recorrer los lugares más interesantes de la comarca berciana, con una serie de artículos para el diario 
 "El Sol" 
 que luego publicaría en un libro que tituló 
 "Bosquejo de un viaje a una provincia del interior" 
 junto con otros libros con temática relacionada con sus viajes y en concreto con 
 Cornatel, 
 es en el año 1843, cuando publica sin duda su mejor obra 
 "El Señor de Bembibre". 
 
       Ese mismo año 1843, es enviado a 
 Berlín 
 como diplomático, donde fallece en 1846.
 
       En el mes de Mayo de 1987, los restos mortales de 
 Gil y Carrasco 
 viajaron de 
 Berlín 
 a 
 Villafranca, gracias al empeño del que era su alcalde en aquel momento 
 Luis Núñez 
 y la circunstancia de que otro villafranquino 
 Alonso 
  
 Álvarez de Toledo 
 fuera embajador en la entonces República Democrática Alemana, con la inestimable participación de 
 Marita Caro Carvajal 
 en el proceso.
 
      La novela en si nos cuenta los amores de 
 don Álvaro 
 y 
 doña Beatriz, interrumpidos por el empeño de su padre, 
 Alonso, Señor de Arganza, 
 de que la doncella se casara con el 
 Conde de Lemos, por aquello de la conveniencia, a toda esa circunstancia, se mezcla también la caída en desgracia de 
 la orden del Temple, no en vano el maestre de la orden en 
 Ponferrada, don Rodrigo, 
 es tío de 
 don Álvaro, y su gran valedor es el viejo 
 Comendador Saldaña, alcaide de 
 Cornatel. 
 La falsa muerte de 
 don Álvaro 
 en tierras de 
 Tordehumos, 
 provoca que 
 doña Beatriz 
 acceda a los deseos de su padre y del ambicioso Conde, lo que hace que 
 don Álvaro 
 a su regreso decida tomar los hábitos de los monjes guerreros del 
 Temple, formando parte de la hueste de 
 Cornatel, fortaleza que ataca el Conde junto con 
 don Alonso 
 y la ayuda de 
 Cosme Andrade 
 y sus cabreireses para escalar el precipicio de 
 Cornatel, precipicio por el que terminaría despeñado el Conde a manos de 
 Saldaña, 
 después de singular batalla.
 
       A medida que se va desarrollando la trama, 
 Gil y Carrasco 
 nos va situando en distintos y singulares parajes bercianos, además de 
 Cornatel, 
 el castillo de 
 Poferrada, el palacio de 
 Arganza, el monasterio de 
 Carracedo, el monasterio de 
 Montes, 
 Las Médulas, el lago de 
 Carucedo 
 y hasta la Guiana.
 
      La conclusión de la novela, en la que también tienen un protagonismo interesante 
 Millán, escudero de 
 don Álvaro 
 y 
 Martina, dama de compañía de 
 doña Beatriz, la dejo para animar su lectura con su emocionante final por todo lo alto (nunca mejor dicho). 
 
 
 
                      2-Castillo de Ponferrada
 
                       3-Monasterio de Carracedo
 
                       4-Castillo de Cornatel
 
                       5-Las Médulas
 
                       6-Lago de Carucedo
 
                       7-San Pedro de Montes
 
                       8-Ermita de la Guiana
 
                       9-La Guiana
 
                     10-Primera edición de la novela
 
 